¿Alguna vez te has encontrado atrapado en los mismos hábitos poco saludables, sin importar cuánto te esfuerces por romperlos? Es realmente jodidamente frustrante. La verdad es que hacer cambios duraderos en nuestro estilo de vida es difícil porque requiere un cambio de mentalidad completo. Para transformar nuestras vidas y crear un cambio duradero, primero debemos vernos a nosotros mismos bajo una nueva luz y visualizar el futuro que queremos para nosotros. Solo entonces podemos comenzar a comprender el trabajo requerido para llegar allí.
Entonces, ¿cómo hacemos que esto suceda? Hoy tengo 3 consejos para ti:
El primer paso para hacer cualquier tipo de cambio es entender que no estás donde quieres estar. Está bien no estar bien con el lugar donde estás. Usa eso como combustible. Reconocer que tiene espacio para mejorar es una parte esencial de este proceso. A esto lo llamo tomar posesión total de ti y de tu mierda. Una vez que te das cuenta de que no estás cerca de donde quieres estar, es hora de empezar a soñar . ¿Cómo es tu “cosa” ideal? ¿Que tipo de persona quieres ser? ¿Cuáles son tus metas y aspiraciones? Sueña en grande y no tengas miedo de pensar fuera de la caja. Cuando visualizo, realmente trato de ser detallado.
Hacer cambios radicales en nuestras vidas no es fácil y ciertamente no sucederá de la noche a la mañana. Para lograr nuestros sueños, debemos estar dispuestos a trabajar duro para llegar allí. Esto podría significar decir no a ciertas cosas, como salir con amigos o comer alimentos poco saludables. También podría significar levantarse una hora más temprano cada día o hacer ejercicio incluso cuando no tengamos ganas. Independientemente de lo que parezca para usted, prepárese para dedicar el tiempo y el esfuerzo necesarios para imaginar su futuro de manera realista. ¿Qué hace la versión futura de ti que no hace la versión actual?
Uno de los aspectos más importantes de cambiar nuestra forma de pensar es aprender a ser felices con lo que tenemos, incluso cuando luchamos por más. Encontrar la alegría en el día. Cuando nos enfocamos en la felicidad intencional, entrenamos nuestro cerebro para ver lo bueno en cada situación y apreciar incluso las victorias más pequeñas. Esto no significa que debamos conformarnos con menos de lo que queremos, solo significa que debemos aprender a disfrutar cada paso del viaje, en lugar de fijarnos únicamente en el objetivo final. Es mucho mejor disfrutar el día buscando alegría que demorarse en la amargura.